Probablemente pocos son los eventos que son tan esperados como los juegos olímpicos. No solo son una muestra de lo que puede conseguir el género humano tras horas de entrenamiento, llevando a otro nivel lo que representa el adagio “mente sana, cuerpo sano”. Sin duda esta edición fue más anticipada por el retraso que sufrió debido a la pandemia.
Una celebración que significó no solo una competencia fraterna entre los países del mundo, sino un respiro entre los acontecimientos del 2020.
Pero no solo madrugamos para sintonizar las competencias de nuestros atletas y disciplinas favoritas. Uno de los momentos que siempre han distinguido a las olimpiadas y siempre son tema de conversación es la ceremonia de inauguración. En cada edición hay algo que nos hace recordar que los juegos olímpicos son mas que una justa deportiva. Desde aquel momento en que el arquero Antonio Rebollo encendió la antorcha en Barcelona 1992 o cuando James Bond recibía instrucciones de la Reina Isabel para descender en paracaídas en Londres 2012, la gente espera algo extraordinario con la misma emoción y anticipación que para conocer quiénes subirán al tan codiciado podio.
Parte de la grandeza de las ceremonias son los trajes elegidos por los equipos cuando desfilan en la inauguración. En este símbolo de armonía y hermandad encontramos la oportunidadperfecta para conocer un poco más de las culturas de otras naciones. Los atuendos reflejan aquello que distingue a cada equipo, y son una excelente oportunidad para promover el turismo y respeto fraterno. Algunos de los ejemplos que destacaron para nosotros fueron los equipos de Marruecos, quienes incorporaron detalles y colores propios de su cultura al uniforme que los hizo destacar por la forma en que combinaron la elegancia con la idiosincrasia del país.
Corea del Sur es otro caso donde se aventuraron a emplear detalles como corbatas con tejido de punto con los colores de su bandera para acentuar un traje que es tan sobrio como estilizado. Sin embargo, parece que las tendencias de relajar la etiqueta a nivel mundial afectaron a uno de los eventos más esperados por todos. El uso de zapatos deportivos con el traje, que no todos los equipos decidieron emplear el mismo uniforme, y en su mayoría el uso de cortes mas informales fueron las cosas que más destacaron de la ceremonia de Tokyo 2021. Aunque los criterios de etiqueta en el vestir cambian según los tiempos y las necesidades, es cierto que no podemos minimizar la importancia de ceremonias como los juegos olímpicos y tratarlas como si se fuera un día más. Es en ocasiones como esta donde la emoción decompetir y mostrar lo mejor del espíritu humano debe reflejarse en la forma que vestimos.
Si antes se le dedicaban artículos completos a las propuestas de Ralph Lauren para vestir al equipo de Estados Unidos, ahora los encabezados se alejaron por completo del tema sartorial. Que el equipo de Holanda haya decidido usar sutrack suit en lugar del blazer y pantalón en esta edición, cuando en Londres 2012 fueron tema de conversación y muchos los consideraron como los mejor vestidos de la contienda, dice mucho de cómo percibimos los juegos olímpicos.
Tal vez es parte de la respuesta a por qué son las olimpiadas con menor audiencia en décadas. Lo que sí es un hecho es que respetar cierta etiqueta y emplearla como forma de elevar la ceremonia siempre ha sido una forma en que la audiencia se entusiasma por ver las competencias y esperar con ansias la siguiente edición, sin dejar a un lado el motivo deportivo, hablando de una competencia donde representas a tu país en el ámbito de diseño, la creatividad y la tendencia deberán de estar presente con motivos étnicos, pero siempre, será mejor estar «overdressed» que pasar desapercibido o peor aun, parecer un turista listo para la fiesta.
Esperamos que los próximos juegos que ocurrirán en París, vuelvan a toda marcha con el despliegue de estilo que habían caracterizado a años anteriores. Porque la etiqueta no es una imposición, sino una forma de celebrar y darle el peso que merece un evento de tal magnitud.
