Sprezzatura, esa despreocupada indiferencia indefinible de estilo exclusivo de los italianos, y anhelamos dominar siempre en nuestro estilo del buen vestir, que a diferencia del estilo británico sobrio, discreto y preciso, y contrario al estilo francés carismático, sofisticado y estructurado, no hay un solo estilo italiano, sino varios.
Una de las más grandes inspiraciones, es la famosa fábrica de telas Vitale Barberis Canonico, que se estableció en 1663.
A mediados del siglo XIX, Giuseppe Barberis Canonico, tras la transformación introducida por la revolución industrial, decidió aumentar la producción, colaborando con la empresa Maurizio Sella, que ya había automatizado sus procesos de producción. Más tarde, su hijo, también llamado Giuseppe, se propuso aumentar el número de máquinas que la empresa utilizaba y alquiló un molino de lana en Flecchia. A fines del siglo XIX, la compañía estaba utilizando no menos de 800 husos y 73 marcos. Cuando llegaron los primeros armazones mecánicos en 1868, todas las actividades de tejido, teñido, cepillado y enhebrado se concentraron en la fábrica de Pratrivero.
En 1921, las ventas continuaron aumentando y la compañía inauguró dos nuevas fábricas en la región de Triverese. Gracias a la alta calidad de los tejidos que producía, la empresa comenzó a exportar con éxito en todo el mundo, no solo en Europa, sino también en América, el Raj británico e incluso China.
En 1970, los hijos de Vitale, Alberto y Luciano, tomaron las riendas de Vitale Barberis Canonico, transformándola en una empresa que cotiza en bolsa. Alberto se centró en el desarrollo del sector técnico y tecnológico, mientras que Luciano se centró en las exportaciones y en aumentar el prestigio de la fábrica de lana en el extranjero, convirtiendo a esta área en uno de los puntos fuertes de Vitale Barberis Canonico.
Algunos de los style icons más inoperantes que han usado la marca de textiles para creación de piezas bespoke: Frank Sinatra, Gary Cooper y Gianni Agnelli.
2013 marcó el 350 aniversario de las actividades de la fábrica de lana de la compañía, lo que le permitió convertirse en miembro de Les Hénokiens, una asociación internacional que reúne a empresas familiares que han estado activas durante al menos dos siglos. Vitale Barberis Canonico sigue siendo fiel a sus orígenes y, al renovarse creativamente con el tiempo, nunca deja de inspirarse en su archivo histórico, una destilación de excelencia que inspira el presente y el futuro de la empresa.
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